Habrá más recortes “Hasta el fin de la legislatura”. Mariano Rajoy se dirigió ayer a la calle mientras la calle se manifestaba. Ya ocurrió hace dos meses, en la clausura del congreso nacional del PP en Sevilla, y volvió a repetirse en el cónclave regional de su partido en Madrid. El presidente del Gobierno habló a los ciudadanos que protestaban contra los recortes en sanidad y educación en 55 ciudades para advertir de que “cada viernes continuarán las reformas; el viernes que viene, también”. Y que esas medidas serán “muy importantes”, sin precisar nada.
Si las obsesiones del jefe del Ejecutivo han sido el objetivo de déficit y la estabilidad presupuestaria o, lo que es lo mismo, proyectar una imagen de confianza ante los mercados y los socios europeos, ahora comienza a preocupar el desgaste por la reforma laboral, la subida del IVA en 2013 y el copago farmacéutico. Por esta razón, además de la habitual petición de esfuerzos, Rajoy apeló a la comprensión de los ciudadanos. “Lo entiendo perfectamente. Muchas personas pueden no comprender en un determinado momento las decisiones que estamos tomando. Pero el problema es la crisis, el paro, la recesión, el desorden de las finanzas públicas. Hay que hacer cambios estructurales y tomar medidas integrales”, argumentó.
Hemos subido el impuesto sobre la renta para dos años. Intentaremos no tener que volver a hacer estas cosas en el futuro”, concedió el jefe del Ejecutivo antes de agregar que “no quedaba alternativa”, en referencia a unas reformas impopulares en las que, reiteró, han intentado ser “justos” y “equitativos”. No obstante, anunció que “la agenda reformista no parará”.
La idea de Rajoy es que “los efectos no se ven a corto plazo” y, si el Gobierno “sigue haciendo las cosas bien, vendrán tiempos mejores”. Fueron quizá las palabras más tranquilizadoras de un discurso que no llegó a entusiasmar. El presidente habló arropado por los suyos, en especial por la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, quien ejerció de anfitriona. Sin embargo, sus mensajes no lograron animar a todos los asistentes, conscientes del impacto de medidas como la subida del IVA en 2013 y del desgaste de imagen en el electorado en solo 100 días. En Génova, por ejemplo, la dirección del PP ya ha dado la orden de trabajar para minimizar los efectos de los recortes ante los comicios autonómicos en el País Vasco y en Galicia previstos para la primavera de 2013.
En este contexto, Rajoy se dirigió a los partidos de la izquierda para volver a responsabilizar al Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero de la herencia recibida. “Ahora se oponen a todo, se oponen a las reformas”, reiteró evitando en todo momento la palabra ajustes y, mucho más, recortes. “No entienden, o no quieren entender, que para salir del pozo hay que hacer lo que ellos no hicieron. Hay que hacer exactamente lo contrario”, añadió. El jefe del Ejecutivo fue más allá al señalar que “lo menos que podían hacer es callarse”, aunque lo dijo en términos más suaves que Aguirre, que acusó a los sindicatos de “desvergüenza” y “algaradas callejeras”.
“La mayoría de los españoles quiere reformas, aunque es verdad que hay muchas que no les gustan”, insistió Rajoy para escudarse en la herencia socialista. “Ha habido que hacer más porque la situación no era la que esperábamos”, dijo en alusión al déficit del 8,5%, los 18.000 millones de desequilibrio presupuestario y los objetivos para 2013.
Todos los mensajes del Gobierno suponen últimamente una justificación de los recortes. Ayer fue el propio presidente —que habla poco en público y ha evitado explicar personalmente los Presupuestos— el que defendió que “todo” lo que se está haciendo “es sacar al país de la mayor crisis que ha conocido” y que los objetivos del calendario de ajustes son “el crecimiento y la creación de empleo”.
“Por eso”, añadió Rajoy, “no hemos tardado ni un minuto en poner en marcha las reformas”. La situación “ha obligado a actuar muy pronto y con toda determinación”, recordó, antes del enésimo aviso: “Lo vamos a hacer, pero va a costar”.
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